TEMA 8. ANÁLISIS "La Evolución Biológica y sus diversos aspectos y teorías"



  • TEMA 8 DE 12
"La evolución biológica y sus diversos aspectos y teorías"
[Profesor: David Jou. Catedrático de física de la materia condensada de la UAB]
«La variedad de la materia inorgánica es asombrosa, pero mucho más desbordante es todavía la variedad de la materia orgánica, de las diversas máquinas moleculares y orgánulos celulares, de las células, tejidos, órganos y sistemas. ¿Cómo se ha logrado esa dilatada diversidad, y su delicada consistencia interna, a partir de unos elementos tan simples como los átomos y sus enlaces? En esta sección introductoria, explicaremos sintéticamente los principales argumentos que conducen a la idea de evolución y los debates a que han dado lugar, temas que son ineludibles para la discusión filosófica y teológica actual.
  • Breve apunte histórico de las ideas sobre la evolución:
La diversidad biológica salta a la vista. No es necesario ser un experto naturalista para advertirla: ya los antiguos se sorprendieron de ella. En el segundo capítulo del libro del Génesis, la primera tarea de Adán consiste precisamente en dar nombre a los diversos tipos de animales: es una hermosa forma literaria de expresar el reconocimiento y el asombro ante tanta riqueza. Describir y clasificar con detalle la diversidad de la vida ha supuesto un enorme esfuerzo de observación y de comprensión. Antes de los naturalistas del siglo XVIII –recordemos especialmente el genio clasificador y organizador de Linneo–, y con más o menos fantasía, ya se habían trazado clasificaciones y árboles de la vida basándose en el ascenso evidente –en lo que respecta a capacidad de conocimiento– desde la simplicidad de pequeños animales hasta los seres inteligentes. Se trataba de un árbol de la vida más bien metafísico, sin pretensión genealógica alguna, que llegaría muy posteriormente.
Los antiguos no tuvieron muy clara la idea de si las diversas especies biológicas eran estables e inmutables, o si iban cambiando. Las ideas de metamorfosis –celebradas poéticamente por Ovidio y otros autores latinos y griegos– y de transmigraciones sugieren cambios, a veces caprichosos, entre especies. Platón, en el Timeo, también supone que el mundo contiene animales de tipos cada vez más diversos por degradación de unas pocas formas perfectas primitivas. En el mundo judeocristiano, la espectacular síntesis de la Creación en el primer capítulo del libro del Génesis –unas poquísimas páginas que han ejercido una inmensa infuencia cultural– sugería que los diversos tipos de animales habían sido creados directamente por Dios, y casi simultáneamente: las aves y los peces primero, los animales terrestres después. La audacia narrativa, la potencia simbólica y la sensibilidad lírica del brevísimo primer capítulo del Génesis –en contradicción, por cierto, con diversos aspectos del segundo capítulo, que ofrecen una visión más tosca, antigua y limitada de la Creación– forman parte del legado cultural de la humanidad y, como tal, debería ser conocido y apreciado, independientemente de las creencias religiosas.
La idea de que la Creación es una potencialidad que se va desplegando en el tiempo, en lugar de ser una acción concreta limitada a seis días –o etapas de duración imprecisa– iniciales del mundo, es también muy antigua: San Agustín habla de ella, en el sentido de imaginar que la Creación de plantas, de aves, de peces, de animales, era una potencialidad inicial que se iría realizando cuando conviniera: no todas las especies simultáneamente, sino tal vez unas después de otras, cuando más oportuno fuera para los designios y la gloria de Dios.
La idea de que las especies podían ir transformándose, y que tenían algún origen común, se empieza a desarrollar a comienzos del siglo XVIII, con la observación de los fósiles y de las analogías entre las especies. Historia y analogía: he aquí las primeras bases –no decisivas, sin embargo– para pensar en una evolución. El tema interesa a bastantes naturalistas del romanticismo –Goethe investiga la metamorfosis de las especies y busca la planta primordial que habría dado origen a todas las demás plantas; Buffon, Cuvier, Lamarck, ya al comienzo del siglo XIX, examinan con más o menos entusiasmo la posibilidad de cambios en las especies–. La idea de que los fósiles representan especies biológicas extinguidas no es necesariamente incompatible con una creación simultánea de todas las especies: se creía que diversas catástrofes del pasado –el diluvio universal, por ejemplo– habían acabado con ellas y las habían sepultado, y habían transportado animales marinos a las cumbres de las montañas. En el apartado “saber más” comentaremos con mayor detalle esos temas.
Desde 1859, con la publicación del célebre libro de Darwin sobre el origen de las especies, la idea de la evolución biológica va adquiriendo una consistencia científica cada vez más amplia y minuciosa, con el acopio de datos, la propuesta de mecanismos, la interpretación de una larga lista de casos concretos dentro de un esquema general, y una comprensión cada vez mayor de la herencia y del cambio, acentuada con los descubrimientos de las bases moleculares de la biología. (...).»
- ASUNTO
"¿Es posible hablar de evolución y creación, o son dos conceptos antagónicos?"
- ANALISIS (Piedad Restrepo V.)
INTRODUCCIÓN
Debido a la densidad de información disponible acerca de la Creación y la Evolución, los cuestionamientos inherentes a los asuntos de Fe descritos en el Tema 8 y la manera como los presenta el profesor David Jou, hablando de la realidad de la evolución según él la entiende, es indispensable adicionar a este Trabajo un Apéndice para el soporte de la respuesta a la pregunta que se planteó, pues en el espacio de tres páginas me fue imposible hacer la fundamentación y el raciocinio
Para la definición de términos, como condición previa al análisis y discusión en la respuesta a la pregunta del Tema 8, fueron consultados el Diccionario de la Real Academia Española, la Enciclopedia electrónica Wikipedia y la página electrónica de Catholic.net, en un artículo titulado Capítulo 6. La Creación, dirigido a catequistas y evangelizadores en el año de la Fe. Se resalta en negrilla elementos indispensables para la discusión y respuesta a la pregunta.
Al hacer referencia a la palabra “creación” en este trabajo se entenderá en el siguiente ámbito: “Creación: Acción o efecto de crear. Crear: Producir algo de la nada. 1. Dios creó cielos y tierra. 2. Establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida. En sentido figurado: Crear una industria, un género literario, un sistema filosófico, un orden político, necesidades, derechos, abusos. 3. Instituir un nuevo empleo o dignidad. 4. Hacer, por elección o nombramiento, a alguien lo que antes no era, especialmente referido a dignidades muy elevadas, por lo común eclesiásticas y vitalicias. Fue creado papa. Será creado cardenal”1. Para la precisión del término en referencia especifica a la Fe Católica, que profeso, transcribo apartes del texto del artículo de Santiago Sanz, publicado en Catholic.net, por su claridad, fundamentación y contundencia con respecto a este tema, dice el señor Sanz: “La importancia de la verdad de la creación estriba en que es «el fundamento de todos los designios salvíficos de Dios; [...] el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo» (Compendio, 51). Tanto la Biblia (Gn 1,1) como el Credo inician con la confesión de fe en el Dios Creador. A diferencia de los otros grandes misterios de nuestra fe (la Trinidad y la Encarnación), la creación es «la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin» (Compendio, 51), que el espíritu humano ya se plantea y, en parte, puede también responder, como muestra la reflexión filosófica; y los relatos de los orígenes pertenecientes a la cultura religiosa de tantos pueblos (cfr. Catecismo, 285), no obstante, la especificidad de la noción de creación sólo se captó de hecho con la revelación judeocristiana.
La creación es, pues, un misterio de fe y, a la vez, una verdad accesible a la razón natural (cfr. Catecismo, 286). Esta peculiar posición entre fe y razón, hace de la creación un buen punto de partida en la tarea de evangelización y de diálogo que los cristianos están siempre –particularmente en nuestros días [1]- llamados a realizar, como ya hiciera San Pablo en el Areópago de Atenas” (Hch 17,16-34)”2
Sobre Evolución, el Diccionario RAE incluye lo siguiente: “1. Acción y efecto de evolucionar. 2. Evolución biológica: 3. Cambio de forma. 4. Serie de transformaciones continuas que va experimentando la naturaleza y los seres que la componen. Evolución biológica. 1. Proceso de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones”3. El concepto sobre evolución biológica, de la enciclopedia libre Wikipedia, es transcrito como tal porque sintetiza los elementos esenciales revisados sobre este asunto en el tema de la Lección número 8, en negrilla aparecen definiciones que interesan para la respuesta a la pregunta en cuestión. La Evolución se describe aquí como “el cambio en herencia genética fenotípica de las poblaciones biológicas a través de las generaciones y que ha originado la diversidad de formas de vida que existen sobre la Tierra a partir de un antepasado común. [1] [2] Los procesos evolutivos han causado la biodiversidad en cada nivel de la organización biológica, incluyendo los de especie, población, organismos individuales y molecular (evolución molecular). [3] Toda la vida en la Tierra procede de un último antepasado común universal que existió entre hace 3800 y 3500 millones de años. [4] [5]
La palabra evolución para describir tales cambios fue aplicada por primera vez en el siglo XVIII por el biólogo suizo Charles Bonnet en su obra Consideration sur les corps organisés. [6] [7] No obstante, el concepto de que la vida en la Tierra evolucionó a partir de un ancestro común ya había sido formulado por varios filósofos griegos,[8] y la hipótesis de que las especies se transforman continuamente fue postulada por numerosos científicos de los siglos XVIII y XIX, a los cuales Charles Darwin citó en el primer capítulo de su libro El origen de las especies. [9] Sin embargo, fue el propio Darwin, en 1859, [10] quien sintetizó un cuerpo coherente de observaciones que consolidaron el concepto de la evolución biológica en una verdadera teoría científica. [2]
La evolución como una propiedad inherente a los seres vivos, actualmente no es materia de debate entre la comunidad científica relacionada con su estudio. [2] Los mecanismos que explican la transformación y diversificación de las especies, en cambio, se hallan todavía bajo intensa investigación científica. Dos naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, propusieron en forma independiente en 1858 que la selección natural es el mecanismo básico responsable del origen de nuevas variantes genotípicas y, en última instancia, de nuevas especies.[11] [12] Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances posteriores en la genética; por eso se la denomina síntesis moderna o «teoría sintética».[2] Según esta teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos de una población a lo largo de las generaciones. Este cambio puede ser causado por diferentes mecanismos, tales como la selección natural, la deriva genética, la mutación y la migración o flujo genético. La teoría sintética recibe en la actualidad una aceptación general de la comunidad científica, aunque también algunas críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, en torno a 1940, gracias a los avances de otras disciplinas relacionadas, como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología.[13] Actualmente se continúan elaborando hipótesis sobre los mecanismos del cambio evolutivo basándose en datos empíricos tomados de organismos vivos.[14] [15]”4
CONTINÚA EN:
En: https://drive.google.com/open?id=0B9qGNmzMWMMnTDJYSzAxeUNmTG8


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